Condón con alas de plástico gana el "Oscar".
Es el Oscar para diseñadores: el premio alemán iF Design Award. Sorprendentemente, este año el premio no es para una silla de diseño o una lámpara futurista, sino para un... condón.
El "Wingman" es un condón con alas de plástico, "porque en el momento crucial simplemente no quieres tocar el condón", dice uno de los creadores, Paul Breur. El Wingman es un preservativo con un aplicador de plástico desmontable en forma de alas, lo que facilita su colocación, incluso con una sola mano.
Que su invención ganaría alguna vez el "Oscar del diseño", es algo que los ingenieros de Delft, Paul Breur y Adnan Tunovic, no se imaginaron en 2014. "Para ser honesto, había olvidado que habíamos enviado el Wingman para el premio", dice Breur.
Los ganadores de los iF Design Awards se anuncian desde 1954 en el Foro Internacional de Diseño en Alemania. El jurado, compuesto por unos cincuenta miembros de la industria del diseño internacional, selecciona entre más de 4,600 propuestas. Quien gana el premio no solo recibe un trofeo, sino también la fama eterna.
Breur: "Estamos muy contentos. Esto podría darnos la publicidad necesaria para competir con el gigante Durex." Porque, al fin y al cabo, Durex es el líder del mercado en la industria de los condones. "Cuando se habla de condones, se piensa en Durex. Y es difícil romper esa barrera de confianza del consumidor en un producto", explica Breur. Sin embargo, el Wingman está ganando cada vez más reconocimiento. El preservativo con alas se vende en toda Europa a través de unas cien tiendas en línea. "Es el canal de venta ideal para condones", dice Breur.
Incomodo
"Nadie se toma su tiempo en la caja de una farmacia para revisar la oferta de condones. Claro que nuestra ambición es finalmente estar en los estantes. Por eso nuestro precio está ligeramente por debajo de los productos de Durex." La idea del diseño surgió de manera natural. Mientras discutían el fin de semana, Breur y Tunovic se dieron cuenta de un problema común y universal. "Siempre es incómodo. Hay que encender la luz. Soplas en él, ¿dónde está la abertura? Es tan poco práctico. Tuvimos que solucionarlo."
Sin embargo, el prototipo estuvo cuatro años en el cajón. "En 2006 recibimos mucha atención mediática y esperábamos que una gran marca nos llamara para comprar nuestra invención. Eso no sucedió. No fue hasta después de una presentación fallida ante algunos inversores para otro proyecto, cuando mencionamos el Wingman, que todo comenzó a moverse. A partir de ahí pudimos trabajar en la financiación y crear nuestra propia marca." Los creadores recibirán el premio a finales de febrero en Múnich.